No es tan solo un buen sueño, también es un saber cómo descansar…
Desactivar no es desconectarse. Es restaurar el equilibrio interno.
Tu sistema nervioso no solo reacciona a lo que vives: también aprende cómo recuperarse. Para eso, es clave entender que no existe un solo sistema, sino una danza entre:
- Sistema Nervioso Central (SNC) : cerebro + médula espinal. Interpreta el mundo.
- Sistema Nervioso Autónomo (SNA): regula tu energía y estados corporales. Se divide en:
- Simpático: activa para enfrentar desafíos.
- Parasimpático: permite descansar, digerir, sanar.
- Y dentro del parasimpático, la vía vagal ventral es la joya: regula tu tono social, tu calma con conexión, tu equilibrio emocional sin huida.
¿Qué bloquea esta desactivación?
- Estados crónicos de hiperactivación (modo lucha-huida).
- Microestresores acumulados sin pausa.
- Falta de descanso real (no solo dormir: restaurar).
La importancia del Nervio Vago en la regulación emocional.
El nervio vago es el nervio más largo y complejo del sistema nervioso parasimpático. Nace en el tronco encefálico y desciende hacia el pecho, el corazón, los pulmones y gran parte del sistema digestivo.
Funciones clave del nervio vago:
- Regula la frecuencia cardíaca.
- Disminuye el estrés y activa la relajación.
- Favorece la digestión y reduce la inflamación.
- Modula la voz, la deglución y la respiración.
Importancia emocional y fisiológica:
Actúa como puente entre mente y cuerpo, ya que recoge información del estado interno (latidos, respiración, intestinos) y la envía al cerebro, permitiendo que éste ajuste tu estado emocional.
Cuando el nervio vago está bien tonificado, te sentís:
- Más tranquilo
- Menos reactivo
- Con mejor digestión, sueño y recuperación física
¿Qué activa la desactivación vagal ventral?
Aquí podemos aplicar técnicas de autorregulación:
- Respiración lenta y profunda (coherencia cardiaca): estimula el nervio vago.
- Contacto visual y voz calma: señales de seguridad relacional.
- Movimientos suaves (balanceo, estiramientos, yoga): regulan desde lo somático.
- Journaling emocional + gratitud: reorganizan el contenido del SNC.
- Rituales de cierre diario: ayudan a marcar el paso de activación a descanso.
- Adaptógenos como ashwagandha o teanina: apoyan químicamente la transición neurofisiológica.
En resumen:
Descansar no es apagarte. Es recalibrarte. La desactivación es un proceso inteligente que tu cuerpo sabe hacer si se lo permites. Y no se logra solo con voluntad mental, sino cultivando las condiciones para que el sistema nervioso vuelva a confiar.
@el_syncronauta
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